Por Jimmy Calderón Guzmán
Ser una persona triunfadora no es cuestión de suerte, hay que trabajar duro y marcarse metas en la vida para lograr los objetivos planteados, ser competitivo en todo resalta las cualidades que se traen y se desarrollan a través del tiempo en los diferentes campos.
Un vivo ejemplo de esto es el representante del arbitraje nacional, Leonel Leal, que desde muy joven incursionó en este campo tan difícil. Como él lo dice, “ser árbitro no es cuestión de dinero o de fama sino más bien de pasión por lo que se hace”.
El arbitraje es una profesión poco común como lo es ser sacerdote, es un campo difícil en donde se expone la vida y la persona está anuente a recibir insultos, golpes y agresiones verbales, pero es emocionante.
Como lo dice el mismo Leonel, “para ser árbitro hay que ser medio masoquista cuando se está en el terreno de juego durante algún partido, recibiendo gritos de los aficionados en el estadio o muchas veces golpes y diversas agresiones.
Actualmente trabaja como agente vendedor en la empresa Intaco, pero su pasión es el arbitraje que desarrolla desde 1996.
El costarricense nació el 21 de noviembre de 1976, a sus 34 años de edad ha logrado lo que muchos quisieran alcanzar y ha sabido aprovechar las oportunidades que la vida le ha dado.
Se graduó como árbitro en 1996 y llegó a la Federación Internacional de Futbol y Asociados (FIFA) en el 2001, ha participado en tres torneos de UNCAF tres torneos de la CONCACAF de la Copa de Oro.
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